Muchas gracias por tu artículo, como siempre interesantísimo Enrique 💝 Comparto al 100% tu reflexión sobre la participación de marcas en los orgullos. Mi experiencia visitando el orgullo de Tokio confirma que el prestigio social de una empresa establecida puede contribuir a normalizar la causa LGTBIQ+ en lugares donde defenderla no es para nada evidente, ni siquiera en ámbitos progresistas. Es triste que veamos una involución a estos escenarios en EEUU y da miedo pensar lo que pueda pasar en Europa si la extrema derecha sigue ganando poder. Como dijo nuestro amigo vasco: “No, si al final vamos a echar de menos el pinkwashing”.
Muchas gracias por tu artículo, como siempre interesantísimo Enrique 💝 Comparto al 100% tu reflexión sobre la participación de marcas en los orgullos. Mi experiencia visitando el orgullo de Tokio confirma que el prestigio social de una empresa establecida puede contribuir a normalizar la causa LGTBIQ+ en lugares donde defenderla no es para nada evidente, ni siquiera en ámbitos progresistas. Es triste que veamos una involución a estos escenarios en EEUU y da miedo pensar lo que pueda pasar en Europa si la extrema derecha sigue ganando poder. Como dijo nuestro amigo vasco: “No, si al final vamos a echar de menos el pinkwashing”.